10ª edición, del 26 al 29 de septiembre de 2024

8ª edición, del 23 al 25 de septiembre de 2022

ARQUITECTO

José M. García de Paredes

Una mente de de equilibrio y armonía

José M. García de Paredes (Sevilla 1924, Madrid 1990) estudia en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid donde se titula en 1950 y se doctora en 1966. 

Los viajes son determinantes en su formación y en su obra. Desde 1946 realizó viajes de estudio por Europa que dejaron impronta en su obra y en su mirada permanente hacia el extranjero. Gana el Gran Premio de Roma en 1955 y reside en la la Real Academia de Bellas Artes hasta 1958 marcando para siempre su obra que desde entonces interpreta la modernidad de una manera personal incorporando el conocimiento del pasado y las vinculaciones a otras artes.

Razón, sensibilidad y mesura, como describe Rafael Moneo su obra, están presentes en una arquitectura culta, sin prisa y silenciosa. La música y su vinculación personal al músico Manuel de Falla son el origen del Auditorio de Granada que materializa las relaciones entre arquitecturas de distintos tiempos en la Alhambra y que es preludio de su “Paseo por la Arquitectura de la Música” y de la construcción de reconocidos auditorios.

Descubre el Madrid de Luis Gutiérrez Soto

SU HUELLA

Obras destacadas

Plaza del Callao, 3
1927

Calle de Barceló, 11
1930

Calle Espronceda, 35
1933

Calle de Preciados, 28
1946

Paseo de la Castellana, 33
1966-1971

SU HUELLA

García de Paredes en Madrid

Auditorio Nacional de Música

1988 

Colegio Mayor Aquinas

1957

Parroquia Nuestra Señora de la Fuencisla

Iglesia de Almendrales
1964

BIOGRAFÍA

(Sevilla, 1924 – Madrid, 1990)

José M. García de Paredes

José M. García de Paredes (Sevilla 1924, Madrid 1990) inicia, por consejo de Casto Fernández-Shaw, los estudios de arquitectura abandonando su inicial vocación en la marina. Cursa Ciencias Exactas en Sevilla (1941-1943) e ingresa en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde se titula en 1950 en su 100 Promoción doctorándose en 1966. Profesor en la ETSAM (1959-1961),

 Catedrático en la ETSA de Sevilla (1976-1979) y profesor invitado en el International Laboratory of Architecture and Urban Design en las Universidades de Urbino y Siena (1978-1985).

El arquitecto José María García de Paredes

Los viajes son determinantes en su formación y en su obra. En 1946 viaja a Inglaterra e Irlanda con el dominico José Manuel Aguilar, director de ARA, quien alentó el interés continuado de García de Paredes en las relaciones entre la arquitectura y las distintas artes. Entre 1950 y 1952, realizó diversos viajes de estudios por Francia, Italia, países nórdicos, Alemania e Inglaterra, que dejaron impronta en su obra y en su mirada permanente hacia el extranjero, tanto en la presencia de su obra en publicaciones como en la docencia, facilitado por su conocimiento de los idiomas inglés e italiano.

García de Paredes gana el Gran Premio de Roma de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1955 y se casa con Isabel de Falla en 1956, trasladándose a Roma a la Academia Española donde residen hasta 1958, regresando a Madrid donde establece su estudio.

Parroquia Nuestra Señora de la Fuencisla, Almendrales, Madrid - © @Alberto Schommer

Arquitectura culta, sin prisa y silenciosa

Inicialmente colabora con diversos arquitectos de la “segunda generación de postguerra”: Rafael de la Hoz con quien obtiene el Premio Nacional de Arquitectura en 1956 por el Colegio Mayor Aquinas en Madrid, con Javier Carvajal obtiene la Medalla de Oro de la XI Trienal de Milán en 1957 y construye el Panteón de los Españoles en Roma, y con Corrales, Molezún y Sota colabora en proyectos y concursos como el de la Ópera de Madrid.

Tras las colaboraciones con los estudios de la calle Bretón de los Herreros de Madrid, como el Poblado de Almendrales en Madrid con Carvajal, Corrales y Molezún, García de Paredes construye las iglesias de Almendrales y de Belén (1964), hoy Stella Maris, en Málaga, resultado de una investigación personal más allá de los cánones modernos, que inicia con el concurso de San Esteban en Cuenca (1960).

 

Razón, sensibilidad y mesura, como describe Rafael Moneo su obra, estarán siempre presentes en una arquitectura culta, sin prisa y silenciosa cuyo objetivo fue las personas a las que se destinaba.

Consideraba al músico Manuel de Falla su maestro de arquitectura y fue junto a Isabel de Falla impulsor de su legado y de su actual Archivo de referencia internacional. La exposición Falla para el refectorio del Monasterio de San Jerónimo de Granada (1962) es el origen del Auditorio de Granada (1978) al que dedicó más de una década y que expresa sus convicciones sobre la relación entre las distintas artes y entre las arquitecturas entre distintos tiempos, paralelismos compartidos con el pensamiento musical de Falla: austeridad, concisión, relación entre el arte nuevo y el pasado, entre lo artesanal y lo culto, vigencia de lo contemporáneo. Ambos comparten el estudio y prospección analítica lejos de improvisaciones.

Técnica y sensibilidad aunados en un arquitecto

En la década de los ochenta, el regreso del cuadro Guernica a España y su instalación en el Casón del Buen Retiro (1981) se une a las obras que realiza para el Museo del Prado donde la desaparecida Sala Juan de Villanueva (1984) fue un extraordinario ejemplo, culto y responsable, de intervención en un edificio histórico.

Desde la década de los setenta, los auditorios y su vinculación a la música consolidan su investigación en los espacios musicales, materializado en su “Paseo por la Arquitectura de la Música”, discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1984) y en los Auditorios construidos en Valencia (1987), Madrid (1988), Cuenca (1993) y Murcia (1995). En el Auditorio Nacional de Música de Madrid, José M. García de Paredes perfecciona una sala con una extraordinaria acústica, como un objeto musical incrustado en un austero edificio que ha consolidado la vida musical de Madrid.

Auditorio Nacional de Música de Madrid_© Lluís Casals

Una vida rodeado de arte

José M. García de Paredes aunaba una sólida formación técnica a una sensibilidad vinculada a otras artes y su mundo próximo incluyó arquitectos como José Luis Sert, Giancarlo De Carlo o Gio Ponti, músicos como López Cobos o Halffter y artistas como José Guerrero, Eusebio Sempere o Pablo Palazuelo, con los que colaboró en intervenciones en diversos edificios, como las esculturas no ejecutadas para el Auditorio de Madrid.

Algunas de sus distinciones: Gran Premio de Roma (1955), Miembro de la Accademia degli Artisti e Professionisti de Roma (1957), Academia de Bellas Artes de Granada (1980), Académie Européene des Sciences, des Arts et des Lettres de Paris (1982), Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1984), Academia de Bellas Artes de Cádiz (1986), Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (1989). Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1990), Medalla de Honor de la Fundación Rodriguez-Acosta (1991), Medalla de Oro de la Ciudad de Granada (1991) y Premio Andalucía de Arquitectura (1994).

Colegio Mayor Aquinas, Madrid. Premio Nacional de Arquitectura en 1956 En colaboración con Rafael de la Hoz © Lluís Casals

GUTIÉRREZ SOTO

Cine Callao 

Plaza de Callao, 3
1927

Fue la primera gran obra de Luis Gutiérrez Soto, la proyectó con solo 26 años. Un edificio con reminiscencias Art Decó donde el elemento que mejor lo identifica es la torre-linterna de la esquina, anunciadora del cine. En la decoración pretendió buscar elegancia y monumentalidad a través de la proporción de los elementos y la sencillez de las líneas. El arquitecto aprovechó el solar en forma de V y excesivamente alargado, y creó una sala de gran ocupación, un cine al aire libre en la terraza, una sala de fiestas y un pequeño edificio de oficinas donde instaló su primer estudio.

En la carrera de Gutiérrez Soto, la arquitectura para el espectáculo ocupó un papel fundamental, realizó más salas de cines que ningún otro arquitecto español de su época.

GUTIÉRREZ SOTO

Teatro Barceló

Calle de Barceló, 11
1930

El antiguo Cine Barceló está ubicado en un complicado solar de esquina que Luis Gutiérrez Soto aprovechó de manera sorprendente. Colocó el acceso en un chaflán curvo y proyectó el salón de forma ovoidal siguiendo una estructura simétrica respecto el eje diagonal de acceso. Asimismo, la fachada refleja la organización interna de los espacios y está compuesta por elementos curvilíneos, grandes ventanas alargadas y voladizos que transmiten una imagen aerodinámica al edificio.

Es uno de los ejemplos más representativos del racionalismo español. Además, por su composición arquitectónica está considerada la más representativa de las grandes salas cinematográfica de su época.

GUTIÉRREZ SOTO

Bar Museo Chicote

Gran Vía, 12
1931

Cruzando la puerta giratoria del Museo Chicote se entra en la primera coctelería de España. El barman Perico Chicote, del famoso Hotel Ritz de Madrid, encargó el proyecto de interiorismo a Luis Gutiérrez Soto.El racionalismo se combina con influencias expresionistas y de Art Decó para crear un nuevo modelo de bar inspirado en la “modernidad americana”.

El interior es pura escenografía. Como en una ficción cinematográfica, la organización del espacio, la iluminación y los detalles están resueltos a la perfección. La característica pared curva genera pequeñas concavidades para islas de mayor privacidad. Célebre es el sillón Chicote, con estructura de acero niquelado fabricada por la misma empresa que producía las sillas de tubo de acero de Mies van der Rohe.

GUTIÉRREZ SOTO

Viviendas Espronceda 35

Calle Espronceda, 35
1933

Es una de las primeras obras de Luis Gutiérrez Soto y refleja la total influencia expresionista del momento. El edificio está compuesto por una fachada plástica en la que destacan los miradores curvos y las molduras de la cornisa. El arquitecto organiza una única vivienda por planta y proyecta un patio interior donde se encuentran la escalera principal y aquella de servicio.

Este edificio es parte de una serie de proyectos de Gutiérrez Soto que pusieron las bases para la nueva arquitectura doméstica. Una de las curiosas innovaciones que introduce es el uso del espacio de almacenamiento de forma difusa en todas las estancias, incluso baños y dormitorios de servicio. Está pensado para ser mobiliario de la casa, ocultar los pilares y definir los espacios sin la utilización de muros.

GUTIÉRREZ SOTO

Fnac Callao

Calle de Preciados, 28
1946

Luis Gutiérrez Soto proyectó este edificio para ser el primer gran almacén de la cadena española Galerías Preciados. Se construyó en tres fases sobre un solar muy alargado y complejo. Además, tuvo dificultades en la concesión de la licencia por el exceso de altura respecto al contexto urbano. Finalmente, en 1956 se completó con la construcción de su fachada más representativa, la de la plaza del Callao. La composición racionalista y moderna del edificio está bien integrada con el uso de materiales tradicionales como el ladrillo y el granito.

Con la reforma integral de los noventas, el bloque alto hacia Gran Vía se remató con un torreón circular, un faro que nunca llegó a encenderse.

GUTIÉRREZ SOTO

Cuartel General del Ejército del Aire

Calle de la Princesa, 87
1958

Ubicado en la Plaza de La Moncloa, forma con los edificios adyacentes el Complejo de Moncloa, proyectado por Luis Gutiérrez Soto. El Cuartel es un claro ejemplo de anacrónico hito arquitectónico, no sigue las tendencias racionalistas de la época y está vinculado a una arquitectura historicista, nacida desde la voluntad política. De apariencia neoherreriana, tiene como referencia el esquema planimétrico del monasterio de El Escorial, con las cuatro torres cuadradas en las esquinas y los chapiteles de pizarra. Su parecido con el Monasterio hace que los madrileños de la época lo denominaban graciosamente el “Monasterio del Aire”.

Gutiérrez Soto, muy hábil en adaptarse al gusto de su cliente, eligió una fachada de materiales locales como el ladrillo visto y el granito. Sin embargo, mantuvo sus principios de funcionalidad y modernidad en la organización de los interiores.

GUTIÉRREZ SOTO

Edificio Castellana 33

Paseo de la Castellana, 33
1966-1971

El edificio fue proyectado en la última etapa de la carrera de Luis Gutiérrez Soto, cuando su obra se vuelve más plástica y sobria. De fuerte inspiración neoyorkina, el proyecto está compuesto por un cuerpo bajo y un bloque alto, coronado por el ave fénix. La colocación de la escultura fue una de las condiciones obligatorias del concurso, convocado por la compañía de seguro La Unión y el Fénix.

El arquitecto trató la torre como un inmenso pedestal; el revestimiento en mármol negro y la calidad de las carpinterías le confieren una imagen de solidez. En su interior destacan los frescos de la techumbre del salón de actos, obra del pintor Joaquín Vaquero Turcios.

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BIOGRAFÍA

Luis Gutiérrez Soto

6 de junio de 1900 – 4 de febrero de 1977, Madrid

Más de 650 edificios bajo su firma y toda una historia de superación

En su juventud, Luis Gutiérrez Soto llegó a debutar en el primer equipo del Real Madrid cuando aún no se había constituido como el club que conocemos ahora, y fue bautizado entre sus amigos como el “Pichichi”, un pseudónimo que mantuvo durante su etapa como arquitecto por el volumen de edificios que llegó a construir. Un camino que arrancó con dificultades, puesto que la primera Guerra Mundial hizo mella en su camino como arquitecto.

Sin ingresos del fútbol y con dificultades económicas familiares, abandonó su primera pasión para acceder a la Escuela de Arquitectura de Madrid, algo que le resultó muy complicado: “me tumbaron cuatro veces seguidas (…), pensaba que no sería jamás arquitecto”.

Trabajó como decorador para pagarse los estudios, algo que ayudó a esculpir su personalidad como el posterior arquitecto en el que se convertiría: “es evidente que estos trabajos me proporcionaron no solo dinero para acabar mis estudios, sino una gran experiencia para andar por el mundo; creo que me han ayudado firmemente en mi formación profesional, haciendo de mí un trabajador infatigable”.

Apuntó maneras desde el principio con su pragmatismo y versatilidad. No fue un arquitecto de manifiesto, ni un filósofo de la arquitectura o un artista, sino un hombre de oficio. Era capaz de adaptarse a las épocas y a cada cliente, consiguiendo siempre brillantes resultados; el veía la figura del arquitecto como servidor de la sociedad.

El arquitecto Luis Gutiérrez Soto
Cine Barceló © David Spence

Un estilo variable y sin complejos

En la arquitectura de Gutiérrez Soto no predomina un único estilo; de hecho, pasó por diferentes etapas en las que experimentó sin vincularse a ninguna corriente arquitectónica. Pensaba que los estilos existían para ser usados y que la buena arquitectura se veía en otros principios, y siempre anteponía las necesidades del cliente a cualquier impulso artístico. Quizás por eso es difícil reconocer en la ciudad sus numerosos edificios.

Delineó buena parte de la imagen contemporánea de Madrid construyendo cerca de 400 proyectos. La primera gran obra fue el pionero Cine Callao en el 1927, un edificio con reminiscencias Art Decó en la fachada, una sala de gran ocupación y una terraza para emitir sesiones cinematográficas al aire libre, lo que le convirtió en uno de los primeros cines de verano de Madrid. Gutiérrez Soto colocó en la zona posterior del edificio su estudio de arquitectura, desde donde impulsó su gran carrera.

El cine fue una de las tipologías que más proyectó. Muchas de sus salas fueron después reconvertidas para nuevos usos, otras desaparecieron. Dos ejemplos relevantes fueron el Cine Europa (1928) y el Cine Barceló (1930). Ambos recuerdan a la arquitectura expresionista de Mendelsohn, donde las líneas curvas, los grandes huecos horizontales y la plasticidad predominan en el proyecto. En cierta medida, el paso de un estilo eclético a una tendencia de vanguardia se produjo gracias a sus viajes por Europa, que le llevaron a conocer in situ los proyectos de Le Corbusier y otros arquitectos. Es más, formó parte de la denominada “Generación del ‘25”, arquitectos de Madrid que llevaron una renovación en la arquitectura de España, divulgando el Movimiento Moderno, cada uno con su estilo personal.

Una carrera marcada por los cambios históricos

La década de los años 30 fue una de las más creativas para él. Diseñó cafés, viviendas e instalaciones deportivas y sociales, entre las que se encuentra el emblemático Bar Chicote en Gran Vía, una obra que integra arquitectura y diseño, superviviente entre tantas otras que sí desaparecieron como el Primitivo Aeropuerto de Barajas o las Piscinas La Isla ambos de 1931. La Isla fue un icono del racionalismo español y una atracción para los madrileños, una instalación deportiva de inspiración náutica colocada en un islote del Manzanares.

En lo más alto de su carrera, la Guerra Civil detuvo su actividad. La arquitectura racionalista fue excluida por el nuevo régimen y suplantada por un estilo nacionalista. En esta época Luis Gutiérrez Soto priorizó el rigor geométrico a las líneas curvas para adaptarse a la nueva tendencia, sin embargo, mantuvo sus principios de funcionalidad y modernidad. La obra más famosa y polémica de esa etapa es el Cuartel General del Ejército del Aire, en Moncloa. De apariencia neoherreriana, tiene semejanza al monasterio de El Escorial pero, su articulación interna refleja un proyecto de oficinas racional y moderno.

Cuartel General del Ejército del Aire © David Spence

Reinventando los hogares madrileños

En los años 40 y 50 Luis Gutiérrez Soto seguirá utilizando cualquier expediente formal historicista o de la tradición castiza para “revestir” sus propuestas modernas, asegurando los deseos de los clientes. Un ejemplo clave fue el uso del ladrillo visto, que perfiló la mayoría de sus complejos residenciales para la alta burguesía y las inmobiliarias.

Gutiérrez Soto marcó la arquitectura doméstica de la Madrid moderna, no solo aportando novedades en las viviendas de la élite de Salamanca o Chamberí, sino introduciendo las bases para la nueva arquitectura residencial española.

Notables son sus terrazas jardín, invento que trasciende el balcón para crear una “estancia exterior” de la casa, un lugar donde hacer vida doméstica. Fue una novedad que supuso temor al arquitecto, hasta el punto de disponer lucernarios de pavés en el suelo de las terrazas por el miedo a la falta de soleamiento.

Audaz en la apertura del patio a la fachada principal, permitiendo un gran porcentaje de viviendas exteriores, además popularizó el piso dúplex lecorbusiano y aportó un importante cambio en la distribución de la vivienda. Fue el primero que diferenció claramente las zonas de uso de la casa en zona de día, de noche y zona de servicio, evitando interferencias en los recorridos de la casa.

Viviendas Oficinas en María de Molina © David Spence
Edificio la Unión y el Fenix © David Spence

Perfilando el skyline madrileño

En su madurez diseñó algunas de sus más significativas obras, la Torre del Retiro (1971) en Menéndez Pelayo y el Edificio de La Unión y el Fénix (1966-71) en el Paseo de la Castellana, dos torres con evidente estética contemporánea.

Si algo define a Luis Gutiérrez Soto es la versatilidad, la capacidad para dar excelentes soluciones arquitectónicas y el dominio laudable de los estilos. Fue un talento puro de la arquitectura y un creador inagotable de la imagen de Madrid.

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